Una economía saludable crece a una tasa sostenible y, dado que la inflación es una consecuencia típica del crecimiento económico, cierto grado de inflación es una señal de una economía que goza de buena salud. Una cantidad moderada también puede ser positiva para el mercado bursátil: unos precios razonablemente más altos pueden propiciar unos ingresos más elevados para las empresas, y los inversores tienden a pagar más por acciones que demuestran un crecimiento de los ingresos.
Nuestros análisis confirman este hecho. Hemos observado que, en el caso del S&P 500 Index –que se considera ampliamente representativo de las acciones en su conjunto–, las valoraciones más elevadas de la renta variable se dieron con tasas de inflación de entre el 2% y el 4%. Sin embargo, cuando la inflación supera aproximadamente el 5%, se observa una tendencia de reducción de los beneficios y niveles de consumo más bajos en general.